Las imágenes sobre la vida de Jesús han sido representadas infinidad de veces en obras de arte a lo largo de la historia. Muchas de ellas son fácilmente reconocibles por el gran público que visita los museos occidentales: la Natividad, la Adoración de los Magos, la Última Cena o la Crucifixión no dejan lugar a dudas para el espectador medio.
La recreación de escenas cristológicas ha sido muy prolífica y las escenas relacionadas con el período navideño, momento en que la cristiandad celebra el nacimiento de Jesús, son variadas. A continuación exponemos las más relevantes.
1. La Natividad o el nacimiento de Cristo
La Natividad se trata de una de las imágenes más conocidas de la vida de Jesús: su llegada al mundo. Habitualmente se presenta a Jesús en el centro con la Virgen y San José de pie o arrodillados orando a su lado en un portal, cobertizo o gruta. Esta iconografía básica se fundamenta, principalmente, en el relato contenido sobre dicho momento en el Evangelio de San Lucas con aportaciones del pseudo-Mateo, como la inclusión del buey y la mula.
Aunque menos frecuente, en relación con la escena de la Natividad podemos destacar el momento previo: María y José buscando posada en Belén. En este caso, la representación refleja una vista de la ciudad de Belén, transitada por una multitud de gente que acude con motivo de la exigencia del emperador Augusto de empadronarse para elaborar un censo. Entre las gentes aparecen María y José acompañados por un pequeño burro, buscando alojamiento.
2. La Adoración de los pastores
La Adoración de los pastores se recoge únicamente en el Evangelio de San Lucas. La escena representada presenta prácticamente los mismos elementos que la Natividad, a los que se suma la presencia de los pastores, que aparecen en torno al portal o el Niño en actitud orante u oferente. El tema de la Adoración de los pastores fue muy explotado en la iconografía religiosa a partir del Concilio de Trento; el Barroco recogió los preceptos trentinos de acercar la religión al pueblo simplificando el culto, facilitando la transmisión de los dogmas y, sobre todo, favoreciendo la identificación de los fieles con la Iglesia. Con estos fines, la imagen del pastor anónimo (que recoge, además, el tipo del moscóforo que previamente ya había sido relacionado con Jesucristo como Buen Pastor o Pastor de almas), pobre e incluso sucio era especialmente representativo de la realidad del campesinado europeo de la época, que ahora veía reflejada su realidad cotidiana en la más alta creación artística del momento.
En relación a esta escena encontramos también la Anunciación a los pastores, en la que un ángel se dirige a unos pastores, frecuentemente de noche, para comunicarles que acaba de nacer el Mesías. El ángel aparece a menudo ataviado con una filacteria en la que se lee Gloria in excelsis Deo (Gloria a Dios en el cielo), las primeras palabras con las que el ángel comunica la noticia de la llegada de Dios según la Vetus Latina (conjunto de textos traducido al latín a partir del siglo II, anteriores a la difusión de la Vulgata como estándar bíblico en occidente).
3. La Epifanía o Adoración de los Magos
En los evangelios canónicos, el relato de la Adoración de los Magos aparece únicamente en el de Mateo. Este supone, por tanto, la base de la escena, aunque la aparición de dicha narración en los apócrifos permitió la inclusión de algunos detalles más. La escena habitual es la que presenta a los Magos adorando al Niño, que puede aparecer tumbado entre sus padres o en el regazo de María. La representación iconográfica del tema sufrió importantes variaciones a lo largo de la historia, en parte motivadas por el simbolismo del relato que, poco a poco, fue ganando fuerza como prueba del reconocimiento de Jesús como Mesías por otros pueblos y naciones. Así, en un principio el número de los Magos no era fijo y no es hasta el siglo XI cuando empiezan a representarse con corona y otros atributos regios. La necesidad de fijar el relato del reconocimiento llevó también, durante la Alta Edad Media, a representar a Baltasar como africano, de forma que los Magos, ya Reyes, simbolizaran el sometimiento de los monarcas de todo el mundo conocido (Europa, Asia, África) al Rey de Reyes.
Pero, además de la Epifanía propiamente dicha, el relato sobre los Magos de Oriente contiene otras escenas menores, a menudo objeto de representación, como son el Anuncio de la estrella, el Cortejo de los Magos tras la estrella, la Consulta a Herodes, el Sueño de los Magos o el Regreso, todas ellas mucho menos frecuentes que la Adoración.
4. La huida a Egipto
Siguiendo con el relato del Evangelio de Mateo, tras la visita de los Magos, José es advertido en sueños por un ángel de que Herodes ha ordenado la matanza de todos los menores de dos años y de que debe huir a Egipto junto con María y el Niño Jesús. Junto con la escena del aviso, en la que aparece José dormido y el ángel que le advierte del peligro, la representación más característica es la que presenta a la Sagrada Familia en marcha, con María a lomos del burro y el Niño en brazos mientras José camina junto a ellos.
Otra representación característica es la del Descanso en la huida, tema popular en el Renacimiento y el Barroco, cuyo escenario recoge el pseudo-Mateo. En concreto, en este evangelio apócrifo se refiere el detalle del descanso de la Virgen bajo una palmera y el episodio en que esta se inclina para posibilitar la recogida de sus frutos, dispuestos de forma natural a gran altura. Los tipos característicos representan a la Sagrada Familia descansando bajo el árbol o bien recogiendo los dátiles de la palmera inclinada.
5. La Matanza de los Inocentes
En relación con las narraciones de la Adoración de los Magos y la Huida a Egipto encontramos la de la Matanza de los Inocentes. El tema se recoge por primera vez en los mosaicos de la basílica de Santa María la Mayor de Roma, concretamente en el panel izquierdo del arco de triunfo. Se trata de una escena violenta en la que podemos observar a los soldados romanos degollando o despedazando a los niños tras arrebatárselos a sus madres. En ocasiones, en el fondo de la representación se incluye el palacio del rey Herodes, promotor de la masacre, pudiendo aparecer también el mismo observando la escena.
6. La Sagrada Familia en la casa de Nazaret
Tras el regreso de Egipto, la Sagrada Familia se instala en su casa de Nazaret. Las representaciones artísticas se han fijado sobre manera en la vida cotidiana e íntima de la familia. Entre las representaciones más comunes están la de José Carpintero en su taller, la Virgen María cosiendo, el Niño jugando (a menudo con un perro o un pájaro) o la familia al completo en una escena de interior.
Como curiosidad, la ubicación de la casa de Jesús en Nazaret ha sido objeto de pesquisas durante siglos y cada cierto tiempo se anuncia su descubrimiento (la última vez hace tan solo un mes), si bien es difícil afirmar con total seguridad su emplazamiento.
7. La Circuncisión y la Presentación en el templo
Aunque los episodios se pueden confundir e, incluso, en algunas ocasiones aparecen unificados, en sentido estricto son dos hechos diferentes y así aparecen referenciados en los evangelios.
Respecto a la Circuncisión, se trata del momento concreto en que, ocho días después del Nacimiento, Jesús es llevado al templo para someterlo a la circuncisión en cumplimiento de la Ley mosaica, tras lo cual recibe su nombre. La escena presenta a la Virgen sujetando al Niño mientras el sacerdote realiza la intervención, pudiendo aparecer otros personajes.
En el caso de la Presentación en el templo, la configuración de la escena responde a la referencia que se hace, en el Evangelio de Lucas, al cumplimiento de la Ley mosaica expuesta en el Éxodo, que requería la consagración al Señor en el templo de todo varón nacido el primogénito y el ofrecimiento de un sacrificio en forma de dos tórtolas o dos pichones (en el Éxodo se refiere, de hecho, la necesidad de acudir al templo con un cordero, dejando la posibilidad de las tórtolas o los pichones para quienes no alcanzaran a ofrecer una res menor). La escena suele estar protagonizada por la Virgen, que entrega al Niño al sacerdote del templo, Simeón. San José, por su parte, porta las tórtolas para el sacrificio. A menudo aparecen otros personajes, como por ejemplo una segunda figura femenina, la profetisa Ana, como una anciana.
Como hemos visto, las representaciones de la vida de Jesús son numerosas, también aquellas vinculadas directamente con el periodo que abarcan nuestras celebraciones navideñas, más allá del 25 de diciembre. Sin embargo, si nos atenemos a la narración de las evangelios, las fechas no encajan con nuestro calendario... ¡haz la prueba!
Procurad poner vuestros Belenes de la forma más fidedigna posible y, sobre todo, ¡feliz Navidad!
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